UNIDOS POR MALVINAS Y EL SURF

Hace unos días, con motivo del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, tuve la oportunidad de conversar con Miguel Ressia. Miki es uno de los marplatenses que no tuvo opción. Ni bien terminó el secundario, en lugar de elegir una carrera o un trabajo, tuvo que empuñar un fusil defectuoso y emprender el viaje con destino a las Islas Malvinas.

Las esquirlas del conflicto tallaron para siempre en esa generación de héroes anónimos, quienes durante mucho tiempo batallaron contra el olvido y fueron protagonistas de guerras silenciosas contra recuerdos imborrables.

El tiempo y las horas de trabajo y dedicación a la causa post Malvinas, de parte de Miguel y otros ex combatientes, fue vital para ayudar y contener a todos los que lograron volver a casa. Lógicamente, ninguno volvió a ser el mismo.

Mientras abril nos recuerda el definitivo comienzo del otoño, Miguel mira hacia adelante sin dejar de ver por el espejo retrovisor todo lo que debió vivir en Malvinas.

 

Por Sebastián Chacón | Presentado por Recife & Recife Shoes

 ¿Qué significa Malvinas para vos 42 años después?

Malvinas, luego de 42 años de haber participado de aquella guerra del 82, significa para mi vida un antes y un después, nada fue igual luego de la ella. Me siento afortunado por haber podido volver, sano físicamente, y cuando digo que nada fue igual es justamente así, mi vida posterior se rigió con Malvinas en mi piel, desde llegar quedamos marcados, en un inicio jugó en contra, fue difícil convivir con esa mochila, luego con el pasar del tiempo las posibilidades se dieron mejor, la gente comenzó a respetarnos, nos fue dando un lugar en la sociedad de la cual éramos parte.  Al punto que hasta para festejar un mundial de fútbol nos nombró en la canción más popular de ese festejo, se tardó más de lo deseado pero ese respeto, ese cariño del pueblo llegó, es la tarea de tanto años de militancia, combatiendo año a año la otra guerra, la del olvido. Volver y seguir batallando. Malvinas marcó a fuego la vida de cada uno de quienes combatimos en esa guerra.

¿Cuál es tu primer recuerdo de aquel día que llegaste a las islas?

El primer día de llegar a la isla fue el 16  de abril de 1982, nos situamos en la zona del aeropuerto, lugar que en definitiva seria nuestro lugar de combate, nuestra tarea fue proteger la pista. Al llegar nada de todo lo que se venía imaginábamos, éramos jóvenes recién salidos del colegio segundario cuando de repente fusil en mano tuvimos que ir a defender a nuestra patria. Solo hacía un mes habíamos ingresado al servicio militar, nada sabíamos de lo que era una guerra, tuvimos que hacernos hombres de golpe, sin posibilidad a equivocarnos, de hacer bien nuestra tarea estaba atada nuestra vida, si nos equivocábamos podíamos caer abatidos. De ese primer día recuerdo lo inconscientes que éramos, de sobre donde estábamos y que se nos venía, llegamos como un viaje de egresados. Estábamos sorprendidos por saber dónde estábamos, ni en sueños habíamos imaginado estar allí, y en ese suelo estábamos. En ese suelo que había marcado en primer grado a pedido de mi maestra, hoy las estaba tocando, sintiendo, llegamos finalizando la tarde, nos alistamos y ya de noche comenzamos a ubicar nuestra posición, donde armamos las carpas para pasar esos primeros días.

¿Qué le dirías al Miguel de 1982 que está por salir para las islas?

Ese Miguel que estaba por partir, nada imaginaba de lo que en breve se vendría, yo me sentía feliz por conocer las islas que mi maestra de primer grado me las había hecho señalar en un mapa, desde ese día entraron en mi sentir, y estaba por ir a conocerlas, qué emocionado estaba. Era un viaje de egresados con amigos que ya conocía de antes de entrar a la colimba y otros que conocí al ingresar, era un viaje de jóvenes a una aventura.

Si hoy pudiera hablarle a aquel Miguel creo le diría que sea ese mismo que viajo en el 82, siento orgullo de ser quien fui, con mi carácter,  con mi fortaleza fui útil al grupo, eso me da felicidad de sentirlo, es sano saber que diste lo mejor de vos. Prevenirlo a Miguel de nada hubiese servido ¿Cómo se prepara alguien para una guerra? No hay manera, por ahí en lo técnico si nos hubiesen preparado mejor habría sido importante, que el fusil que me tocó anduviese bien habría estado bueno, lo reclamé al cambio de arma pero no fui atendido en ese reclamo. Por ahí debí insistir más ese cambio, pero bueh, solo se hacía lo que nuestros superiores permitían. Nosotros solo debíamos cumplir órdenes, no teníamos posibilidad a decisiones.

Si hubiese podido decirle algo a ese Miguel le habría dicho no vayas, una guerra es una gran pesadilla, que si te salvas de ella quedas con grandes secuelas psicológicas. No vayas Miguel, pero Miguel no habría podido decidir, estaba cumpliendo el servicio militar obligatorio y no había opción de otro plan que el de obedecer órdenes de nuestros superiores. Hoy mi sentir es que ningún pueblo debería resolver un conflicto con una guerra, deja muchas secuelas posteriores, no solo a quien la combate, también a sus familias y seres cercanos, todo se puede negociar desde la palabra, en la guerra pierden todos, solo ganás en lo bélico, en lo humano deja tremendas huellas.

Miki en casa, en paz y disfrutando del mar.

¿Cómo te ayudó el surf a lo largo de todos estos años?

El surf es algo que conocí de bien joven, tiempos de colegio secundario con amigos del barrio La Perla, vivía a tres cuadras del mar, la playa era el patio de mi casa, pero luego dejé por muchos años la práctica, ya de grande me volví a comprar una tabla, un long, y retomé la práctica, nunca de todos modos fui gran surfista eh, digamos medio cornalo como lo llaman, pero alguna vez me dijo un leyenda del surf que quien mejor surfea es quien más se divierte en las olas, ese era yo. Al tiempo conocí el paddle surf, y allí encontré un atractivo importante, ya para esta etapa de mi vida la tabla con remo me dio la enorme posibilidad de divertirme, regalé mi long a un compañero de la guerra que él si era buen surfer y aun el disfruta de mi tabla. En realidad los deportes todos, fueron la gran salida a muchas penas, hacer deporte ayudó a cuidar nuestra salud, a proteger nuestra mente de confusos pensamientos, en el deporte encontramos apertura a la vida, y vivir en una ciudad como Mar del Plata facilitaba las grandes posibilidades de hacer deporte, entre ellos los de mar, el contar con nuestras hermosas costas con gran cantidad de playas para disfrutar hace que los deportes de mar sean una gran característica para los marplatenses. Hoy ya con mis 61 años me siento afortunado, sigo entrando a ese mar con tabla o sin ella, nadar en aguas abiertas es una gran pasión que tengo, y si uno se pone a dejar volar la imaginación estas aguas, este mar, es el mismo que abraza a nuestras Islas Malvinas, es una gran conexión que justamente nuestro mar propone, unidas Mar del Plata con Malvinas mediante nuestro mar.

 

Después de responder, Miguel, me propuso hacerle llegar el mismo cuestionario a su amigo y compañero de batallón, Gustavo de Rosa, surfista hoy radicado en Colombia.

¿Qué significa Malvinas para vos 42 años después?

Es un sentimiento patriota, progresivo y que cada año se siente más reflejado en todos los argentinos. Malvinas para mí  es gratitud y agradezco a los centros de excombatientes en todo el país y en especial al CESC Mar del Plata por la labor de ayuda a la comunidad con Amor Incondicional.

Gustavo disfrutando del surf en el caribe colombiano, su nueva casa.

¿Cuál es tu primer recuerdo de aquel día que llegaste a las islas?

Estar con el hermano que me dio la guerra Miki Ressia y sentí con 19 años estar en una aventura que nunca imaginé que se transformaría en una guerra, pude ver una playa con viento offshore y una ola pequeña pero con unas condiciones hermosas. No tenía miedo.

¿Cómo te cambió la vida Malvinas?

En todo, emigré a Colombia con toda mi familia en diciembre de 1982 y hice mi vida en Cartagena. el Caribe Colombiano, lejos de todo lo de mi país y a pesar del trabajo y las oportunidades comencé una vida de alcohol y drogas anestesiando el dolor de la guerra, pude zafar 11 años después y pude recuperarme, casarme, tener un hijo y ahora ser abuelo.

“Es la terapia natural más hermosa, constructiva y anímica que la vida me ha dado en los océanos.”

¿Qué le dirías al Gustavo de 1982 que está por salir para las islas?

Sin dudas le diría todo lo que viví después de la guerra, que trate de cuidar a los compañeros caídos para que no mueran y nos acompañen en esta vida.

¿Cómo te ayudó el surf a lo largo de todos estos años?

Es la terapia natural más hermosa, constructiva y anímica que la vida me ha dado en los océanos. Un despertar espiritual que me devolvió lo que había perdido con mi adicción y esperando los swelles me dio una fe y esperanza que se trasladó a la prioridad primaria; mis seres amados, el trabajo y el bienestar común.

 

 

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