Por Seba Chacón
Hace exactamente un año, el mundo del surf perdía a uno de sus héroes, el 2 de noviembre de 2010 Andy Irons moría en una solitaria habitación de un hotel de Dallas (USA), lugar donde debió hacer una escala obligada antes de llegar a Hawaii procedente de Puerto Rico… El resto es historia conocida, Andy nunca llegó a Hawaii con vida y aunque el calendario diga que ha pasado un año, todo sigue siendo muy reciente.
La aparición de Andy Irons rompió los moldes del profesionalismo impuesto por la impronta de “The King”, a diferencia de otros rebeldes talentosos, Andy logró brillar en el Tour y convertirse en el gran rival y escollo de Kelly Slater, quien parecía no tener contra hasta la irrupción del surfer de Kauai. Sus tres títulos consecutivos (2002 – 2003 – 2004) hablan de su alto nivel competitivo y de su surfing desafiante y adaptable a cualquier tipo de condiciones. La historia se encargó de poner al mayor de los hermanos Irons en el lugar de los indiscutidos y esenciales del surfing, un verdadero pura sangre.
La gran aparición del crédito de Kauai fue en el Pipeline Pro HIC, con apenas 17 años llamó la atención de los medios especializados al ganar el evento, tiempo después hizo lo mismo en Teahupoo y en el 98 se unió al ASP World Tour. Surfeando por los puntos hizo todo bien y el talento le sobró para encarnar la antítesis del atleta perfecto que planeteó Kelly y que tanto le gusta mostrar a la sociedad americana.
La muerte de Irons dejó en claro aquello que la industria del surfing y ASP se encargaron de tapar hasta la llegada de la inesperada necrológica de aquel segundo día de noviembre, Andy no venía bien desde hacía tiempo y el año sabático (2009) no había sido suficiente para dejar su adicción a las drogas y el alcohol. Un artículo de Brad Melekian publicado en Outside Magazine bajo el título “LAST DROP” el 22 de noviembre de 2010, ofrece un panorama claro sobre los días descontrolados de Irons.
Con apenas 32 años, tres títulos mundiales, una fama a la altura de su surfing y un esperado regreso con triunfo incluido en el Billabong Pro Tahití (2010), la muerte de Andy Irons dejó un vacío muy grande y sirvió para poner de manifiesto las verdaderas intenciones de ASP y la industria del surfing por silenciar las realidades que incomodan.
Mientras Slater está a pocas horas de conseguir un nuevo título, el calendario indica que ya hemos pasado un año sin Andy Irons… Una muerte que se llevó gran parte de las mejores páginas del surf competitivo, una muerte que dejó paso a la leyenda que al igual que la de Eddie se agiganta con el paso del tiempo.