Por Julieta Bossi
Buscas un lugar, miras los picos y te paras frente a tu punto elegido. Revisas cuanta gente hay, cómo rompe la ola y cómo viene la serie. Elongas un poco, te pones la pita y entras. Después de remar, filtrar y remar… llegas a tu punto, adonde querías estar. Llegaste.
Una vez ahí, un problema que surge aveces (o que me surge a mi, digamos), es que si no está increíble… empezas a mirar a los costados. Cómo rompe allá, cómo rompe más allá, cómo surfean los de la izquierda o la derecha. Es más, hasta podes llegar a pensar: “Quizás me tendría que haber metido en otra playa. La cosa no es acá”. Todo esto ya adentro. Y realmente si te metiste ahí, salvo que hayas cometido un real error, es porque la decisión la tomaste evaluando las otras posibilidades. Todas esas cosas las pensas antes de meterte. Pero mientras re-evaluas que quizás hay algún lugar en dónde rompe mejor… tus olas pasan sin que las veas.
Cuando sufro este “síndrome de la ola de al lado” me enojo mucho. Ahora estoy tratando de revertirlo y sacarlo de mi. No te permite disfrutar tus olas y por mirar al costado me han golpeado un par en la cara. Esta cuestión tal cual en la vida…
Aveces uno se confunde mirando al costado, uno se compara, mira la vida de los otros y las usa de parámetro. Crees que seguro más allá rompe súper y cuando llegas… es igual o peor de dónde estabas. Y es feo porque es como estar acá queriendo estar allá. Y ese allá que te convenza nunca llega. Simplemente porque no existe, nunca la ola es tan perfecta como creías, todo estaba en tu cabeza, en tu imaginación. Y lo único real era lo que estabas viviendo. Esa ola que paso y perdiste mientras mirabas al costado.
Es dificil porque por momentos no te das cuenta que estas sufriendo el “síndrome de la ola de aldado”. Pero esta bueno identificarlo porque cuando la ves, es un click y podes empezar a disfrutar. A vivir tu ola, tu momento, el ahora.
Yo acá en Costa Rica por ejemplo, sí estoy dónde quiero estar. Pero antes en Buenos Aires estudiando y trabajando, viviendo en la ciudad, también estaba dónde quería estar. Yo elegía eso, había decidido entrar al mar en ese lugar, con una carrera larga y compleja. Estaba dónde quería, pero no me daba cuenta. Algunas veces, no podía ver mis olas claramente porque tenia la cabeza mirando a otro lugar. Y el cuello duele en esos casos, jaja.
Cuestión que acá entendí y decidí sacarme este “síndrome”. Surfear la vida en la que estoy, dónde este, dónde haya elegido meterme en ese momento. Porque ese es el mejor de los lugares. En dónde tengo que estar, dónde estoy. Eso me permite disfrutar y relajarme. Y si realmente no estoy bien, siempre se puede cambiar de rumbo pero siendo realista y sin dejar que mi imaginación construya edificios.
1 Comentario.
No tengo idea de como llegue acá, pero muy bueno!! Supiste poner en palabras lo que vengo trabajando hace un rato en el bocho…
Gracias!