OLAS DE CAMPO ADENTRO

Fotos: Hernán “Canty” Ramos

Texto: Salitre nocturno

Recorriendo el sudeste de la provincia de Buenos Aires uno se puede encontrar con eternos campos cultivados, vacas, toros, aves de corral y miles de familias que encuentran en la tierra y en los animales su sustento de todos los días.


Algunos viven el campo de la manera más intensa, de sol a sol…Aunque quizás la paga a fin de mes no lo refleje demasiado. La pesca es otro de los fuertes, y en menor medida la caza de olas es una de las actividades con buenas pagas, pero sólo para los que optan por el campo adentro.

 


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Los valores de una buena jornada de olas no cabe en ningún viatico ni futuras remuneraciones, sólo al contado y mate de por medio llegan los creces para el alma. Hay otro lapso en el que (quien sabe de lo que hablamos…) es una extensión de la sesión. No hay terceros tiempos, ni comentaristas deportivos, solo se habla de lo que la naturaleza brindó y el hombre recibió.


Los tiempos han cambiado, los polvorientos caminos por los que antes transitaban carretas, hombres a caballo y viejas reliquias mecánicas, ahora son recorridos por autos y camionetas ávidas de estacionamiento para oficiar de mudos testigos de las sesiones que ahí se presentan, la mayoría de las veces con muy poco crowd…El necesario para animar la charla en el camino de regreso.


La fusión de la tierra y el mar, el aroma del campo hace crecer las ansias por llegar y estar sentado en la tabla esperando la ola, solo que la sala de espera tiene amplias diferencias con una convencional de consultorio, creo que si existe una explicación científica en este fenómeno, preferiríamos obviarla, después de todo, son sensaciones que no tienen cura.

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