Por Juan Cruz Lanzinetti
“De las cosas que más mella me dejaron durante la estadía que compartimos junto a Felipe Suárez en Francia cuando viajamos a la final mundial del QUIKSILVER King of the Groms 2012, dentro del marco del QUIKSILVER Pro France, quisiera rescatar una en particular. Esta “mella” no es significativa en términos estrictamente técnico/ surferiles, sino más bien es relevante en términos argento medulares, o dicho en otros términos, lustra el orgullo de ser argentinos.
Los argentinos viajamos con un mate (hay excepciones), pero en general, los argentinos viajamos con un mate.
Cuando te cruzas con otro argentino por ahí, no lo reconoces por haber sobrevivido a la salida de la convertibilidad, por continuar a flote a pesar de De La Rúa, a pesar de los putos militares, o de Perón (esta selección aleatoria de estigmas históricos la hago buscando para atrás en el tiempo para no mencionarla a ELLA… que sino ya mismo, dentro de muy poco tiempo, ELLA también conformará la lista de los mandatarios a los que logramos sobrevivir, los hijos de la Celeste y Blanca). Retomando la descripción de reconocimiento patriótico puertas afuera de la Reina del Sur, cuando te cruzas con otro argento por ahí, lo reconoces por el termo y el mate, ya sea que vivan en Abu Dhabi y usen turbante, en Ibiza y tengan la piel tapizada de tatuajes o en la costa del Cantábrico, el termo y el mate conformara parte indivisible del entorno de nuestros compatriotas diseminados por el mundo, ya más cerca de cualquiera de ellos, el modo de hablar lo confirma, pero a la distancia, un termo y un mate son suficiente señal de que te estás cruzando con un Argentino.
El encuentro fan – ídolo, algo reservado para pocos.
Como argentino de ley, yo viajé a Francia con mi mate y mi termo, tengo fotos que confirman mi preferencia por el “verde” desde muy pequeño.
Como para “nosotros” tomar mate, es tan natural como abrir los ojos a la mañana, y lo hacemos a toda hora y casi en cualquier lugar, destacando particularmente lo ricos que saben los mates cuando salís de una session de surfing. Sin darte cuenta llamás la atención de la gente que te ve tomar mate y han nacido bajo banderas pertenecientes a países alejadísimos de nuestros límites.
En la Boardrider House de QUIKSILVER en Hossegor, se estaban alojando unas cuantas eminencias del surfing mundial, me dio mucho gusto encontrarme con mi compatriota Ornella Pellizzari, que estaba alojada con “La Gringa” Sofia Mulanovich de Perú, me cruzaba a diario con Rosy Hodge (AUS), Peter Mel – USA (campeón Mundial del Circuito de olas gigantes, BWWT), pasaba Jake Patterson -AUS, todas las mañanas, “Good morning Jake” – How are you? I dont know? -Contestaba The Snake… Al rato te cruzabas con Miky Picon de Francia, que había ido a buscar en una Range Rover que flotaba en el aire a Lio Fioraventi (Italia) y a Kanoa Igarashi, hijo de Japón y Estados Unidos (los niños mimados de QUIKSILVER) y 10 minutos más tarde, montado en su bicicleta, salía él, pedaleando, apurado de aquí para allá, con su tabla y un traje en el canasto de la bici o sin nada si las olas no daban, saludando a todos como si fuera su primer viaje, mirando la gente a la cara, accediendo a tomarse fotos con cuanta persona se lo solicitara.
Una mañana de las 13 que estuvimos en la casa de Quik en Hossegor, se sentó con nosotros a desayunar, se acercó con la bandeja servida y pidió permiso para compartir el desayuno con nosotros. ¡Pidió permiso!
Yo estaba desayunando con un chico argentino que vive en Francia y estudia allá, y que estaba tomando una semana de clases de surfing en la Boardrider House con una amiga de Dinamarca que había elegido vivir en Nicaragua. Ninguno de los dos se dio cuenta de que éste pequeño caballero era Tom Carroll… Yo diluí un poco la impresión bajándola con un mate, así que nos pusimos a charlar sobre las olas de Nicaragua, de estudiar Economía en francés y de ser Campeón Mundial de Surfing y Embajador de Quiksilver… TC disfrutaba de la charla, tanto como de las croissants, hasta que me pregunto: – “¿What is this?” – Dirigiendo su dedo a mi mate. La explicación de “qué es el mate” para un australiano, debe ser simple, dado que es altamente probable, que aunque te esfuerces en explicarle no lo vaya a entender, como nosotros no entendemos el velo en el mundo árabe, o las costumbres de los “Pieles Rojas”. -Oh is an infussion… -Le respondí. -Can i try it? -Devolvió el gran THOMAS VICTOR CARROLL. -Off course my friend! – Respondí automáticamente. Así que le saqué un poquito de yerba para renovarlo, le puse la bombilla en su posición, y le cebe un matecito espumoso a uno de mis mayores ídolos.
Para mi sorpresa, a Tom le agradó la experiencia, a la mayoría de los que prueba mate, les parece amargo, insípido, muy caliente o simplemente desagradable compartir la bombilla, y muchos lo asocian con imágenes de fumaderos de Opio visto en alguna peli de James Bond, que siempre termina destruido tras la persecución de “los malos” manejando BMWs, mientras 007 viaja en Aston Martin… Nos tomamos unos cuantos mates con Tom mientras continuamos con la charla necesaria en una mateada de Lay Day lluvioso, entonces le dije: -Tom, sé que todo el mundo te pide fotos y autógrafos, pero me encantaría tomarte una foto con el mate. ¿Puedo? – Obviamente Carroll accedió, y por eso quise compartir esta historia común de una mateada con el Campeón Mundial de 1983 y 1984”.