Escribe Sebastián Chacón
A días de cumplir 50 años, Kelly Slater ganó el Billabong Pro Pipeline Masters, después de vencer en la final al local Seth Moniz. The King tuvo un sábado dorado en la ola que lo vio edificar las bases de su carrera, fue siempre por más ante Igarashi y Pupo en cuartos y semi, para finalmente enseñar las credenciales de longevidad, vigencia y magia ante una multitud que celebró la nueva conquista del hombre de La Florida.
Desde el primer heat en Pipe, Kelly demostró que este no sería un año más (él mismo había dejado en claro que no habrá un año más en el Tour), y así salió al ruedo, a jugar el juego que mejor conoce y entiende: competir.
Los triunfos ante Mamiya y Moniz, fueron dos muestras categóricas de su poderío psicológico. Los hawaianos mejoraban cuando las condiciones se ponían más serias, sin embargo, Slater fue un comandante de pulso firme y sangre fría a la hora de jugar a los juegos de la mente.
Insistimos, hablar de notas, números y estadísticas, sería deshumanizar la figura de este tipo que desde hace 30 años viene abriendo puertas, enseñando el camino y por sobre todas las cosas, redefiniendo el concepto de juventud y compromiso.
Porque Kelly ya está, ya demostró todo lo que tenía… Se escuchaba por ahí, mientras todo el circo intentaba escribir una nueva historia a punta de aéreos y publicidades engañosas con hermosos carteles de neón que nadie recordará en poco tiempo.
La última función de Kelly comenzó hoy, consiguiendo la ansiada lycra amarilla, aunque en la ceremonia de premiación, dijo que tendría que hablar seriamente con él mismo antes de Sunset… Porque la de hoy podría haber sido su última vez.
Hoy Kelly obtuvo la victoria más importante de su vida, no solo venció a Moniz, derrotó al tiempo y se ganó a él mismo.
Salud Kelly, dejaste todo pago… Gracias.