Por Jesús Lopo
Esconderse en verano, cuando no hay olas y toda la gilada se mete en el agua.
Irse a la mierda en otoño, cuando los más imbéciles van pal agua arruinando días de olas perfectas.
Volver en invierno, cuando con un frío de la puta madre en el agua hay olas y poca gente.
En primavera veremos.
Con una de estas valdría la pena buscar el invierno eterno.