JESÚS TE AMA: LA INSOPORTABLE INCOMPATIBILIDAD DEL SER

Por Jesús Lopo

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Como cambió la vida.

Antes, cuando quería ir a surfear, me iba a surfear. Si un amigo me decía para tomar una cerveza un miércoles a las 12:45 de la mañana, iba con ganas. Y si me despertaba sin acordarme lo que había sucedido, mejor.

No me perdía un swell, no era un regordete.

No sentía que debía rendirle cuentas a nadie. Y me movía libremente por cualquier lado.

Pero me iba a dormir y sentía que me hacía falta algo que hoy no me falta.

Tener una familia es maravilloso y tener una vida independiente, libre, también.

Una no es mejor que la otra. Suena a cliché del idiota de Paulo Cohelo o Coehlo o Coelho, pero simplemente son diferentes. La clave está en lograr la imposible tarea de disfrutar lo bueno de cada cosa.

Imposible dije. Sí, imposible.

Amo a mi esposa y me vuelvo loco por mi hija; pero Dios, como me gustaría estar en Hawai en este momento.

Y mi yo paralelo que está solo en Hawai bebiendo cerveza y haciendo nada más que surfear todo el día piensa que tiene que enderezar un poco su vida, que sería genial hacer como Daniel que se casó y tiene un hijo.

Es que surfear es lo mejor de la vida y casarse y tener un hijo también. Pero, la realidad es que no son coyunturas complementarias. Son más bien contradictorias.

Yo no me quiero ir a Indonesia tres meses y dejar a mi esposa y mi hija solas. Tampoco quiero irme tres meses a Indonesia con mi esposa y mi hija y que estén viviendo en la incomodidad de esos viajes. No quiero ir a Las Leñas con ellas tampoco a mirar al gilipollas de Alejandro Gravier o Graviere o Gaver (como coño se pronuncie) con la vieja de Valeria Mazza manoseándose en la nieve…

Y no quiero ir con Daniel a Hawai tres meses lejos de mi familia.

Tampoco quiero ir con mi esposa a Chapada da diamantina, en donde no está ni Valeria Mazza ni las olas, ni la nieve, ni un caralho más que parejas enamoradas. ¿Qué demonios es esto?

Y entonces, no es que nada me viene bien. Sino que Señor, ¡usted esto no me lo diseñó bien!

Ser un sorfeador no es compatible con nada, ostia. ¡Qué cojonudo esto!

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