Por Jesús Lopo.
Nada más importante que unas olas en Sumatra. Foto: Anthony Dodds & Tom Hawkins.
Había un cuento que leí por ahí que retrataba en algún momento la imagen de un veterano cuarentón sentado en un murito en pleno invierno mirando enojado un mar sin olas, “fisurado”, viendo qué hacer por el resto del día porque no daba para tirarse al agua.
Viendo qué hacer por el resto de su vida tal vez.
No me gusta esa vida. Y los surfistas son especialistas en crear esas vidas irresponsables, en la que todo se larga al coño sin importar las consecuencias y en donde se repite “vida hay una sola”, como si eso fuera la excusa para dejar a tu familia, amigos y seres queridos tirados, para hacer solo lo que al señor (con ese minúscula) le importa.
Y si bien cada uno es libre de vivir la vida que a uno le gusta y hacer con su pito, un culo. Yo también soy libre de decir lo que se me da la gana.
Una cosa es mandar a tus viejos a la mierda cuando eres adolescente, o cuando tienes 20 y te tienen la polla hasta las huevas porque te fumas unos güiros, y otra muy distinta es dejar de lado una familia porque te tiene podrido. Sobre una eres responsable y sobre otra no.
En todas las playas está lleno de esos viejos hippies irresponsables que duermen en una choza fea, o un auto, o en el garaje alquilado a pocas pelas “al primo de un amigo” que dejaron de lado todo, de manera irresponsable, para ser un mal ejemplo; para ser una larva, una sanguijuela, un asqueroso chupa sangre.
Y para peor, como lo único que tienen es eso, esa vida asquerosa, que ellos creen positiva, alardean, e intentan dar ejemplo sobre eso. Y como en este mundo está lleno de ignorantes que miran a Marcelo Tinelli y votan a Cristina Fernández y al gilipollas de Mariano Rajoy, hay gente que admira a esos viejos que viven en una constante inteligencia.
Óyeme bien jovencito que eres joven y torpe pero que ahí tienes una centellada de luz que dependiendo de ti crecerá hasta convertirse en sol: No admires a esos idiotas, el abandono, la soledad y el amor por la vida ignorante e irresponsable no lleva a nada más que el vacío y el fracaso.
Y todos ustedes, surfistas vagabundos, vagos irresponsables, egoístas malditos que han abandonado a sus familias: Intenten hacer algo por el tiempo perdido. Dénle un abrazo a las familias que abandonaron y pidan perdón mil y una veces, tal vez, algún día reciban por primera vez en la vida un poquito de amor sincero.
