UN MAIL TRANQUILIZADOR
Por Sebastián Chacón
Mientras esperamos la llamada oceánica para la 18ª edición del Quiksilver Open La Paloma, les hacemos llegar un mail tranquilizador, su remitente es el único con asistencia perfecta.
Para: Quiksilver Argentina
Fecha: 13 de diciembre 2021
Estimados:
Ante la inminencia de una nueva edición del Quiksilver La Paloma, no quería dejar pasar la oportunidad de recordarles que desde aquella primera edición de 2004 que fue ganada por Andrés Di Marco hasta la última de 2020 que se llevaron Leandro “Lele” Usuna y Ornella Pellizzari, soy el único con asistencia perfecta a este clásico del surf nacional, y me siento muy agradecido de contar con este significativo dato estadístico.
Mis registros guardan todos y cada uno de los mejores recuerdos de verdaderas batallas, dignas de un coliseo líquido y cambiante, animado por guerreros enfundados en neoprene y con tablas ávidas de acción. Drops aventurados, la balanza siempre inclinada hacia los regular footers, la contundencia de Leandro Usuna, la elegancia innegociable de Maxi Siri, la insolencia de Franco Radziunas y Juan Cruz Ruggiero, el ayer siempre latente de las generaciones que inventaron el surf en La Paloma y hoy insisten con acertada enjundia en busca de esa fuente de eterna juventud.
Fuera del agua ha pasado de todo. Como todos saben, soy un acantilado de una playa sin orilla, y sobre mi césped ocurren cosas muy interesantes y variopintas, de esas que no hacen más que avivar el fuego del folclore que tanto les gusta. Agradezco que me dejen en mejores condiciones de las que me encuentran cada año y por sobre todas las cosas, que el paso de los años haya servido de terreno fértil para cultivar un espíritu conservacionista y que sus nietos puedan venir en un futuro a seguir disfrutando de este clásico que sigue desafiando a todo aquel que quiera ser campeón argentino.
Entre las cosas que quedan guardadas entre mis más profundos secretos, puedo recordar algunas charlas entre competidores y el mar. Por lo general, pedidos desesperados de una ola más, antes de la bocina disfónica que anuncia el final, ese que puede ser definitivo o de puertas abiertas hacia una nueva oportunidad.
Les auguro olas de las buenas, nos vemos pronto.
Un tal Acantilado de La Paloma.