El viaje de Juan Diego Evangelista, un marplatense inquieto con mucho talento y una historia para contar
Por Sebastián Chacón
Como en esas historias inevitables, donde las miradas dicen más de lo que puedan expresar las palabras, el amor entre Juan Diego Evangelista y el surf nació con las últimas luces de la década del ochenta. Inmejorable momento para jurarse amor eterno.
En épocas de nada y todo por hacer, la curiosidad le fue más útil que cualquier herramienta que pudiese encontrar en el garaje de su casa de Mar del Plata. Alrededor de una vieja tabla Deer montó su teatro de operaciones, con una escofina y más entusiasmo que técnica, se las ingenió para hacer algo parecido a una tabla.
La vida se ocupó de sacudirlo y hacerle saber que el mundo de las tablas lo estaba esperando. En el agua y en el shaperoom encontró sus canales de expresión, innovación y varios senderos donde perderse y encontrarse.
Después de unos cuantos sellos en el pasaporte, hoy se encuentra establecido junto a su familia en Costa Rica y al comando de Cheboards, aventura que lo mantiene ocupado haciendo lo que el mundo necesita, tablas de surf.
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¿Cuándo y dónde fue la primera vez que pisaste un shaperoom?
La primera vez fue en Brasil, tenía 9 años y mi papá me llevó a buscar una tabla a un taller en Novo Hamburgo, un pueblo que nada que ver con el surf, pero había un chico, Ulises, que tenía un taller y fabricaba tablas. Ese es mi primer recuerdo del olor a resina y ganas de surf, año 1989.
¿Qué te acordás de la primera tabla que hiciste?
La verdad que me acuerdo como si fuera hoy. Fue una 5′, desarmé una tabla Deer y le empecé a dar forma con una escofina de mi abuelo, me llené de ampollas y pasé un buen rato imaginándome el futuro junto al foam. La laminé e hice una placa de quillas, en ese momento no había sistemas de quitar y poner, solo amures y fibra de vidrio. Le puse de nombre “La Power”. Quedó llena de burbujas y tuve que arreglar todo el desastre que había hecho. Era de marca Juan Diego Surfboards, con un logo no muy distinto al de hoy en día. Siempre la recuerdo con mucho cariño, tenía 11 años y mis amigos se reían, ellos eran bodyboarders.
¿Además de las olas, qué fue lo que te llevó a establecerte en Costa Rica?
Quitando el surf, vi que era un lugar muy lindo para criar a nuestros hijos. Estuve en Tamarindo en el 2005, ahí vi el lugar, y cuando llegó el momento, en el 2012, volví para comenzar esa etapa.
¿En qué tipo de tablas te sentís más cómodo trabajando?
Me gusta mucho hacer longboards, los surfeo desde chico, y creo que en ellos me desempeño bien, las tablas largas me encantan. Los guns de más de 8 pies me apasionan. Me gusta caminar y moverme bastante cuando shapeo, creo que en eso me siento muy bien.
¿Cómo nace tu relación con Lightning Bolt y qué me podés contar de esas tablas que shapeaste?
En el año 2019 vino Thyola (más de 45.000 tablas) de Lightning Bolt al taller a hacer unas tablas y quedamos muy a gusto trabajando juntos. Él tiene 70 años y mucha experiencia, y yo muchas ganas de seguir, por lo que hicimos muy buen equipo. El me conectó con todo el equipo de LB y de ahí comenzó una nueva etapa para mí. Él laminaba y yo shapeaba, yo lo miraba y el me miraba, así comenzó esto. Me es muy gratificante poder hacer esas tablas que siempre me han gustado y hoy les pongo un poco de lo mío. Entre nuevas tecnologías, madera balsa y demás, estamos creando una nueva línea de tablas y longboards amigables con el medio ambiente.
¿Cómo ves a la distancia la cultura del surf de Argentina?
Desde siempre he visto que en Argentina hay mucha pasión por las cosas, muy buen nivel de surf y motivación para viajar, los surfistas argentinos siempre dan la nota en el extranjero, tanto en el agua como en el empuje de las marcas, a donde quiera que voy se hacen notar. Me encanta ver eso, es motivante y reconozco el esfuerzo que conlleva. Ante la dificultad de la situación del país, son enormes los logros obtenidos. Cuando era chico ya teníamos todos ganas de viajar, y al estar fuera veo que se utilizan todas las oportunidades.
Desde hace tiempo no se veía una evolución tan continua en materia de tablas… ¿Cómo definirías el presente en materia de diseños?
Creo que hoy en día es mayor la cantidad de personas que se vuelcan al surf, dando así una gran variedad de gustos. Tanto estética como funcionalmente. En la parte estética, hay gustos y colores para todos, en lo funcional viene en conjunto con la evolución de las maniobras que se realizan hoy. Trato siempre de crear algo innovador, que marque una diferencia, seguir de cerca la evolución e intentar de cierto modo participar en ella. Hoy al haber tanta información es difícil complacer a todos con un modelo o diseño. Hoy tenemos muchos materiales y un gran abanico de posibilidades de realización. Diría que casi todo es posible en cuestión de diseño.
¿Cómo es un día en tu vida?
¡Buenísimo! Me levanto a las 4:15 – 4:25 AM, me tomo por lo menos una hora y media para mí solo, en donde pienso sin interferencia de nadie ni nada, como me gustaría que fuera el día, las tablas que quiero shapear y los logros y metas diarias. La marea es muy importante, si está buena, al agua. Y sino tipo 6 AM voy para el taller, y tengo otras dos horas en solitario, que es donde puedo volar haciendo mis cosas. Me llevo mi café y empiezo. Normalmente shapeo entre dos y tres tablas solo, hasta que llega el resto del equipo y ahí ya tengo que solucionar lo que Cheboards me expresa (clientes, pedidos, problemas diarios de empresa, herramientas, etc.).
Después del mediodía trato de ir terminando, que me lleva seguro otras tres horas. Me gusta mucho estar en el taller. Cuando estoy con tiempo, dedico un rato a la innovación, a algún proyecto que me gustaría hacer, algunas ideas locas de difícil realización. Cuando no, a hacer lo que toca. A la tarde me gusta llevar a mis hijos a la playa, siempre que haya buena marea a la hora del sunset. Con Mareike, mi esposa, nos turnamos bastante para surfear y llevar las tareas de la casa. Ya tipo 8, después de la cena estoy agotado y me duermo con o antes que los niños. Eso es más o menos un día normal. Hay días que trabajo de la mañana a la noche, los días de proyectos importantes que son bastantes.
¿Cuál fue el viaje de surf que te cambió la vida y la perspectiva del asunto?
He tratado de encontrar cosas nuevas en todos mis viajes, surfear y hacer tablas es una gran parte de mi vida. Al visitar lugares de surf siempre aprendo algo, en todos ellos experimento un pequeño o gran cambio. Las Islas Canarias me han enseñado mucho, las llevo en mi corazón y les estaré siempre agradecido.
Imaginemos que mañana resucita Duke Kahanamoku, toca la puerta de tu taller y te pide una tabla. ¿Qué le harías?
¡Un monumento más! Le daría un abrazo y le preguntaría muchísimas cosas. Lo escucharía y haría algo que se asemeje a la sensación que me transmita en forma de tabla. Si no hablara le haría un hidrofoil igual al mío, pero acorde a su tamaño.
¿Qué música suena habitualmente en tu taller?
Para shapear, metal: Hermética, Megadeth, Judas Priest, Riff, Motley Crue, Gentry. Para laminar, algo de los 80: Peter Frampton, Joe Satriani, Talking Heads, Gerry Rafferty. Para Pinlines, Jorge Cafrune, O Rappa, Tim Maia.
¿Cuáles son los shapers que admiras?
Jimbo Yarborough, Dick Brewer, Ricky Carroll, Rory Russel y Gene Cooper.
¿Hacia dónde crees que va el surf?
Lo veo que va en muchas direcciones, quiero pensar que seguirá siendo una manera de expresión, de encuentro con uno mismo, en cualquiera que sea su dirección. Tanto sea en olas grandes como pequeñas, que sea un rompedor de miedos internos, y no una competencia de quien puede más. Hace unos días con amigos charlando pensamos: te imaginas la gente en el futuro surfeando piscinas diciendo, qué locos estos surfistas de antes, se metían al mar, lleno de piedras, tiburones y andá a saber qué, esperando olas que no saben cuándo llegan, esperando tormentas que no saben si van a generar buenas olas, etc… ¡Estaban locos! No creo que eso esté muy irreal. Como decía, ojalá siga siendo una manera natural de convivir con la naturaleza.
¿Planes para el 2023?
El Salvador, Hawaii, Canarias, evolución de formas y materiales y pura diversión.
¿Si tuvieses que definir tu vida en una canción, cuál sería?
ATRAVESANDO TODO LIMITE de Hermética, me acompaña desde chico.