Gauchos del Mar, la opera prima de los hermanos Azulay pasó por Mar del Plata y dejó una muy buena impresión en la Capital Nacional del Surf, después de cosechar premios en distintos festivales, el derrotero que llevó a los hermanos argentinos desde California hasta Buenos Aires, surfeando todo el Pacífico americano, se vio en la pantalla grande del teatro Güemes.
La película engancha al espectador desde el principio, las primeras imágenes se remiten a los años del surf en blanco y negro de Argentina, la voz de Jorge Azulay (padre de los gauchos) se encarga de situarnos en una Mar del Plata que ya no es, pero que sirvió para sentar las bases de lo que hoy se conoce como cultura surfer argentina. Una vez que los primeros años quedan de manifiesto con un excelente material fílmico de archivo, la aventura de Joaquín y Julián se abre paso en la pantalla.
Desde las compras previas y los primeros metros realizados en la chata comprada en Craiglist, la película narra de forma dinámica y con una potente banda sonora, el sueño de los Gauchos del Mar… Surfear todo el Pacífico americano y conocer cada una de las idiosincrasias que conforman el ADN de Latinoamérica.
Olas desiertas (todavía quedan), chicas, medianas, grandes, longboards, shortboards, funboards, tubos, tubitos, tubazos, palazos, caminos polvorientos, barrosos, gente hospitalaria y parte de la Latinoamérica profunda es lo que muestra Gauchos del Mar.
A una presentación de cerrar el ciclo que los llevó por distintas salas de Argentina, los hermanos Azulay lograron juntar en el teatro Güemes un público heterogéneo, y quizás eso sea altamente destacable en una industria que tiende a mirarse el ombligo y apuntar siempre con los cañones a los mismos de siempre. Llamó la atención la ausencia de varios locales, pero como es sabido, Mar del Plata es una ciudad difícil y que acostumbra a mirar con desconfianza todo aquello que parezca desconocido.
El próximo viernes los hermanos Azulay presentarán en el Auditorium de San Isisdro Gauchos del Mar por última vez en este 2012, una buena oportunidad para cerrar un año que sin dudas marcará un antes y un después en su historia.
