Por el Dr. Marsupial
Sinceramente considero que el fútbol, gracias a Dios, no se parece en nada al surfing. No quiero tampoco “futbolizar” el surf. Simplemente voy a hacer algunas analogías sobre observaciones de situaciones similares que me llaman la atención:
Cada playa es una cancha única en donde podemos jugar en la posición que más nos guste, o mirar el partido aferrado al alambrado, desde el banco de suplentes, o también estar en la cancha sin necesidad de ver la contienda deportiva. Corremos olas más cerrados, o en el inside, a otros les gusta estar en el pico o esperar la barredora. Ni hablar de ir a la playa y ni siquiera meterse al mar.
Franky y su particular forma de ver el surf.Foto: Tommi Di Meglio.
En la cancha tenemos a los que gritan desde el centro de la popular o a los que analizan el partido desde la platea. En el mar los que están más cerrados gritan sus olas a los que esperan en una posición más abierta. En la tribuna tenemos a los muchachos de la hinchada, a los socios, a los pibes que cuelgan los trapos y en la playa contamos con la presencia de los locales, los amigos de los locales, los que van por primera vez y los que cada tanto asisten.
Los días que no hay partidos de futbol la cancha suele estar vacía al igual que sus tribunas, pero si damos una vuelta por las inmediaciones del estadio seguramente nos encontremos con algunos hinchas. En la playa los días sin olas, es fija encontrarla vacía o con pocos surfistas; pero si nos adentramos por sus alrededores seguramente encontremos surfistas habitués de la misma.
Cuando llega el día del clásico la muchachada se levanta temprano para ir a la cancha, prepara las banderas, los bombos, y todo lo que aporte color a la tribuna, además de organizar los micros. Se reúnen cerca del estadio miles de seguidores. Si el mar esta clásico cientos de surfistas se levantan temprano, preparan sus tablas y el equipo para enfrentar olas en las mejores condiciones posibles. La playa se llena de fotógrafos que registran momentos épicos.
Visual del partido desde el paravalancha.
La gran mayoría de las personas que van a la cancha deben abonar su entrada, aunque algunos por ser socios tendrán descuentos y otros tienen entradas gratis. Aunque parezca mentira para entrar al mar algunos pagan su entrada y otros entran sin ser siquiera ser revisados, hay otros a los cuales se les niega la entrada por no estar en condiciones y algunos entran con su entrada en la mano sin mayor sobresalto.
Una vez terminado el clásico la cancha y la playa quedan en la tranquilidad del silencio hasta nuevo aviso. Mientras hinchas se reúnen en alguna plaza o algún bar para debatir las principales jugadas del partido y los fallos arbitrales. Los surfistas quedan contemplando el mar y recordando en voz alta los mejores momentos de la surfeada.
Contradiciendo lo desarrollado al principio puedo sostener que el futbol y el surf tienen algo en común… Los dos son algo increíblemente maravilloso.