Fotos: Lole Mairal y archivo SG
Entrevista: Sebastián Chacón
Sebastián Galindo es el shaper, ideólogo y autor material de Camarón Brujo Surfboards, reconocida marca argentina que con el paso del tiempo se ha convertido en una de las preferidas de los surfistas del país del mate, el asado y los “Che boludos”.
Impulsado por la necesidad de contar con buenas tablas para su surfing, el mayor de los tres Galindo partió sobre finales de los ochenta en un viaje de búsqueda personal y surfística a las costas peruanas. El resultado fue el nacimiento de Camarón Brujo, el espíritu que define su manera de hacer tablas en su Mar del Plata natal.
“La primera tabla que intenté fabricar fue en el 87 en una salita que había en el consultorio médico de mi viejo, sobre el armazón de un tablero de dibujo puse una tabla vieja, la pelé y esa fue la primera vez que intenté shapear una tabla… Por supuesto que la tabla nunca flotó. Después en el 89 me hice otra tabla para irme a Perú, me acuerdo que utilicé resina epoxy y nunca fraguó, la metí en una funda y me fui para Punta Hermosa. Llegué a Perú y todavía no había fraguado, la apoyé en la arena y se le pegó toda la arena (risas), la utilicé los dos primeros días y después se la regalé a un artesano del lugar”.
¿El shaper en tu caso nace por convicción o por necesidad?
En aquellos años la gran pasión era surfear, era lo único que importaba y conseguir tablas era una cosa bien difícil. El shaper en mi caso nace por necesidad, siempre me gustó el trabajo manual y digamos que los primeros tres años los hice durante el colegio secundario. Eso sí, el día que logré armarme una sala de shape, algo muy importante porque el espacio físico es vital para un shaper, me puse los walkman, empecé y automáticamente me di cuenta que quería morir haciendo eso.
¿Desde cuándo te consideras un shaper?
Desde el primer día.
¿Cuántas tablas llevas hechas?
No tengo un gran número de tablas, pero tengo mucha dedicación sobre cada una de ellas. Debo tener alrededor de 3000 tablas, me cansé de contarlas y perdí la cuenta…Pero debo tener más de 3000. No hice nunca tablas de stock, siempre me aboqué en los pedidos de gente exigente como Martín Passeri, mis hermanos Pablo y Marcelo, Lucas Santamaría y muchos de los mejores surfistas argentinos.
¿En tu caso terminas la tabla o directamente la abandonas?
A mí me pasa que cada vez me cuestan más poder terminarlas, con la experiencia uno se vuelve muy obsesivo. La línea general es rápida pero en los detalles es donde me detengo y puedo estar un rato largo. No entiendo como hacen aquellos que dicen que en 20 o 30 minutos se hacen una tabla…No lo puedo entender porque a mí cada vez me lleva más tiempo hacer una tabla.
¿En qué lugares trabajaste?
Lo grueso lo hice acá en Argentina, eventualmente hice cosas en México, Hawaii y Brasil.
¿Cómo ves en la actualidad el mercado de la tabla?
En Latinoamérica veo mucha fuerza, Brasil es una potencia con tecnología aplicada, con tornos que exportan a todas partes del mundo. Perú está muy bien, y Argentina tiene una cantidad infernal de shapers y eso a la larga traerá sus beneficios. Creo que es un deporte que no para de crecer y en ese sentido lo veo mejor que diez años atrás.
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¿Las tablas Camarón Brujo pueden competir con las importadas?
Nosotros consideramos que nuestras tablas están formuladas o especializadas en olas chicas, en las condiciones que habitualmente tenemos en Mar del Plata. Yo me animo a hacer una tabla de exportación para ola chica, también hicimos tablas para corredores argentinos que fueron a Puerto Escondido, y sinceramente las tablas funcionaron. México es es una plaza en la cual rápidamente te das cuenta si la tabla sirve para ola grande. Me considero especialista en tablas para olas chicas, ahí me siento muy cómodo trabajando. En cuanto a materiales trabajamos con todo importado, excepto el foam que se fabrica en Argentina, pero con los líquidos australianos.
¿Cómo es un día de trabajo en tu shape room?
Lo hago para muy poca gente, llevar adelante el negocio de Camarón Brujo me lleva mucho tiempo y me quita horas de trabajo en el shape room. Generalmente voy hago el trabajo grueso, y al día siguiente voy bien fresco y me concentro en los detalles y en las terminaciones. Generalmente así estructuro mis días de trabajo.
¿Seguís descubriendo cosas?
Seguro, hay detalles muy sensibles e imperceptibles como los cóncavos, los bordes y las caídas de los bordes que son un arte que me entusiasma cada vez más.
¿Cuánta gente trabaja en tu taller?
Mis hermanos Marcelo y Pablo, Marcelo es Shaper y Pablo es un especialista en todo lo que es laminación. También el “Uva” Crego y Renato Tiribelli son los shapers que nos dan una mano muy grande. Después el encargado de pintura y terminaciones es Leo García.
¿Quiénes fueron tus referentes?
Acá en Argentina mi referente ineludible fue Renato Tiribelli, creo que es un referente de casi todos los que fabricamos tablas en Argentina. En el plano internacional Al Merrick, Rusty, Simon Anderson, Pat Rawson…varios de estos grandes.
¿Los retro model son una moda pasajera o vinieron para quedarse?
Es una muy buena opción para aquellos que se quieren divertir y no están en tan buen estado físico, pero también es una muy buena tabla para entrenamiento. Te permiten no aburrirte, para un tipo como yo que está llegando a los cuarenta es fundamental no aburrirse. Después cuando vuelvo a la tabla corta siento que me vuelvo a enamorar, esa combinación con el retro es buenísima para cualquier surfista.