¿Hay algo más aburrido que ver jugar a alguien a los fichines? Sí, ver surfear a los mejores en el Surf Ranch
Mientras los puristas de la novedad se abrigan para venir a golpearnos, no podemos dejar pasar por alto los triunfos de Filipe Toledo y Johanne Defay. Que por cierto, fueron inobjetables.
Después de la pierna australiana del World Tour, la fecha del Surf Ranch no hizo más que confirmar el poderío tecnológico de ese tren generador de izquierdas y derechas. Pero no por eso dejó de ser aburrido, sin gracia y con un marco propio de una competencia gimnástica, aunque con una mínima diferencia. En una competencia gimnástica no sabemos los movimientos que los participantes van a ofrecer y eso calienta las expectativas. Todo lo contrario a lo que pasa en el surfing de pileta, donde podemos saber qué es lo que hará el competidor en cada sección de la ola. Aéreo más, aéreo menos, siempre da el mismo resultado: un brasileño ganador.
La crisis del surf estadounidense (está claro que exceptuamos Hawaii) parecía tener fin con la creación de estos parques acuáticos. Sin embargo, con el diario del lunes, nadie puede negar que esta invención no hizo más que para terminar de concretar la supremacía verde y amarilla. Brasil te gana en el agua salada y en la clorada también.
El expreso de Lemmore dejó evidenciar que en esa locación, llega más lejos el que mejores piernas tenga. A propósito… ¿Para qué usan pita en la pileta? Agradeceríamos si alguno puede responderlo sin hacer referencia al sponsor.
Afortunadamente el Tour tendrá un paréntesis de un mes, podremos ver los Juegos Olímpicos sin distracciones y de paso olvidar tanto despliegue marketinero de borde de piscina, y después volverá a México, más precisamente a Barra de la Cruz.
La modernidad consiguió que mi tía Susana logre ver un evento de surf sin aburrirse. Y está muy bien, a ella siempre le gustaron los trenes. Hasta la próxima.
