Por Sebastián Chacón

Presentado por Rip Curl

Desde chico siempre supe que a cada conocido que viajaba al exterior debía pedirle una revista de surf. No importaba si la persona en cuestión viajaba a España, Turquía, Burkina Faso o Brasil, el pedido siempre era el mismo. Así fue como a principios de los 90’S comencé a hacerme de un material gráfico que todavía conservo y que ha sobrevivido a incontables mudanzas.

El año pasado, me llegaron desde Hawaii un par de números de FreeSurf  – HAWAI’ I’S SURF MAGAZINE –una revista con un fuerte espíritu artesanal dedicada a retratar la cultura de La Meca. Una hermosa pieza gráfica, que no es más ni menos que una verdadera demostración de resistencia y rebeldía en tiempos de digitalización.

Así fue como descubrí en la sección Surf Art de esta revista a Odi Schlossberg, surfista y artista que creció en Buenos Aires, aprendió a surfear en Punta del Este y que desde 9 años vive en Hawaii.

Después de comprobar que las pulsiones de la ciudad de la furia no la acercaban en lo más mínimo hacia lo que ella esperaba de la vida, decidió armar los bolsos, enfundar su tabla y comenzar una nueva vida donde respirar surf y ser parte de su cultura.

Acá unas reflexiones entre sesiones hawaianas… Pasen y lean.

¿Cuándo y dónde nace tu conexión con el surf?

Nace a los 15 años en Uruguay. Toda la vida mis hermanos y yo éramos amantes del agua, hacíamos body, y un día mi hermano más grande aprendió a hacer surf. Como toda hermana, lo copié y mi vida cambió para siempre. El surf se volvió una pasión, un estilo de vida, conexión con la naturaleza y un mundo con gente única.

Todos alguna vez tuvimos la oportunidad de estar frente a una foto que nos llevó a imaginar todo eso que rodeada esa imagen, y que seguramente con el paso del tiempo se terminó convirtiendo en parte de nuestras vidas… ¿Qué fue lo que más te sedujo de esas primeras revistas de surf que llegaron a tus manos?

La idea de viajar, encontrar mundos nuevos, gente diferente y olas perfectas que me llevarían a vivir una vida muy diferente a la que llevaba en ese entonces.

¿Por qué decidiste establecerte en Hawaii?

A los 17 viajé por primera vez a Maui, y enseguida sentí una energía y atracción inexplicable (lo que los Hawaianos llaman ‘Mana’). Enseguida supe que tenía que volver. Además de eso, buscaba vivir en un lugar donde pudiera maximizar mi tiempo en el agua, y Hawaii ofrece eso. Años después me mudé a Oahu y entre una cosa y otra ya van casi 9 años que me establecí acá.

¿Cómo fueron tus primeros días en la isla?

Venía de pasar 6 meses trabajando en un barco, estaba blanca. Me pasé mi primer día surfeando sin parar y terminó en una de las peores quemaduras de piel, pero estaba feliz y sentía paz. A la semana ya conocía gente que me ayudó a establecerme, y sentía que todos mis esfuerzos se habían realizado, y mi sueño manifestado.

¿En qué playas surfeas habitualmente?

La verdad es que vamos a donde esté bueno. En Honolulu por lo general vamos a Kaisers, Rock piles, Kewalos o Diamond Head. En el North Shore lo mismo, desde Lani’s a Log Cabins, Ehukai, Gas Chambers a Sunset, y si se pone muy grande vamos hacia el lado de Mokule’ia, o el West Side. (¡El Este no se queda corto de olas tampoco!)

¿Qué cosas de la cultura hawaiana son las que más te seducen?

Varias cosas: La pasión local por su cultura, la gente que me ha dado la bienvenida como si fuese hija o hermana, La música que tiene una emoción y ritmo que te llega al diafragma, y el Hula: el baile que expresa tanto y no discrimina; son todos elegantes y maravillosos de ver bailar. Finalmente, el ‘Aloha’, algo que no pude encontrar en ninguno de mis viajes, es una manera inigualable de relacionarse con la gente y la naturaleza.

¿Por qué crees que de todas las expresiones que rodean al surf, el surf arte es una de las que más adeptos suma?

Creo que tiene que ver con la habilidad de poder viajar y poder compartirlo. Desde muy chiquita siempre tuve una inclinación al arte, así que es inevitable querer representar las emociones que me genera el surf por medio de la pintura. Sobre todo, la satisfacción de ver la felicidad de la gente cuando se llevan un cuadro a su casa. “Cada vez que miro el cuadro, me hace acordar a vos y tus historias”… es increíble poder transmitirle algo así a alguien.

¿Quiénes fueron tus maestros en el camino del arte?

¡Aún sigo en el camino del aprendizaje del arte!  Entre varios, Nicolas Caubarrere, Eduardo Bolioli, Steve Barton, Eric Rewitzer, Colin Redican u Patrick Parker me motivaron a tratar de ser mejor con cada pieza de arte que hago.

¿Qué cosas cambiaron en la isla con el año pandémico?

Tuvimos cambios en varios aspectos: Con la disminución de turismo, las aguas y vida marina están volviendo a reconstruirse. Por otro lado, mucha gente la pasó muy mal con el desempleo ya que un gran porcentaje de la economía de Oahu depende del turismo. Otros trataron de animar a la comunidad por medio de la música (a distancia), o simplemente haciéndole sentir a sus conocidos de que no estaban solos a pesar de la distancia. En lo posible muchos tratamos de ayudar a los negocios locales cuando vamos a hacer las compras o compramos comida afuera, y le hacemos el aguante a los que están tratando de salir adelante durante la pandemia.

¿Cómo definirías tus procesos creativos?

Espontáneos. Puedo pasar semanas sin inspiración de repente algo me llama la atención y siento la necesidad de crear. También dibujo sobre mis tablas cuando hago surf, bosquejos que me ayudan a recordar ese momento especial.

¿La inspiración siempre tuvo mejor marketing que el trabajo?

Por lo general, sí. Por supuesto que hay un evento o algo que genera las ganas de pintar (un paisaje, olas, una aventura, etc), pero después existe todo un proceso creativo que lleva tiempo, pruebas y errores que mucha gente no ve. Creo que el proceso creativo es igual de valioso para la historia que lleva detrás cada pieza de arte, y ese conjunto es el valor agregado que lleva cada obra.

¿Cómo es tu trabajo  con Surf Aid?

SurfAid es una organización a beneficio que recauda fondos para ayudar a comunidades locales en lugares remotos que nos unen por medio del Surf (Indonesia, las Mentawais, Islas Solomon, Isla Nias, Sumbawa and Sumba y Baja Sur). SurfAid trabaja con esta gente para proveerles infraestructuras sanitarias básicas, y es por medio de este trabajo en conjunto que les enseñan a vivir de manera sostenible y a reducir la tasa de mortalidad de madres y niños.  Su principal modo de recaudar fondos es por medio de competencias de surf que se llevan a cabo en California y Australia; donde un grupos de surfistas compiten con un surfista Profesional en su equipo. Mi manera de colaborar y ayudarlos a recaudar fondos fue como surfista en su competencia en Santa Cruz y por medio del arte. Les diseñé una obra de arte para cada evento, así como el logo para ese año, y diseño para Sticky Bumps Wax (uno de los sponsors del evento). De esta manera cada evento llamaría más la atención y recaudaría más fondos.  Ese año tuvimos 8 eventos y recaudamos más de US$350,000, que ayudaría a  establecer la infraestructura y los sistemas de saneamiento para más de 10 pueblos.

¿Qué es el arte?

El arte es una de muchas maneras de expresar algo que se genera adentro, experimentar y desarrollar.

(Ejemplo, nunca pinto cuando estoy de mal humor, porque luego alguien se lleva un poco de ese mal humor a su casa. Sin embargo cuando pinto de buen humor, la reacción de la gente hacia el arte es diferente, y se llevan a su hogar un poco de esa alegría, y es una manera de compartirla).

El arte es también una manera de conectar gente, compartir un mensaje, despertar la conciencia acerca de ciertos temas, y hasta a veces un medio de comunicación para hacer cambios. El arte tiene un lenguaje universal que borra fronteras y une internacionalmente.