GAUCHOS DEL MAR, DUEÑOS DEL TIEMPO

Entrevista: Seba Chacón
Fotos: Gauchos del Mar

Road to Nowhere de los geniales Talking Heads es una de esas canciones que invitan a hacerse a la ruta, tomar el camino a ninguna parte y dejar atrás todo tipo de obligaciones, responsabilidades, cuentas por pagar y ese sinfín de etcéteras que contribuyen a la rutina de cada uno de nosotros. Hace poco conocí a uno de esos que siempre dicen que van a largar todo para ponerse un barcito en alguna playa de por ahí… Pero este a diferencia del resto lo puso en práctica, se mandó a mudar y fue dueño de su tiempo.

Otros que también salieron en busca de aventura fueron los hermanos Julián y Joaquín Azulay, rebautizados como los Gauchos del Mar viajaron en camioneta desde Los Angeles (USA) por todo el Pacífico Americano en busca de olas, aventura y esa libertad que no se encuentra en las grandes ciudades.

Los Gauchos del Mar son Julian Azulay, arquitecto de 25 años y su hermano Joaquín, un año menor, ex jugador de fútbol profesional, estudiante de Administración de Empresas y también Soul Surfer como su compañero de aventura. Después de unos correos y un contacto previo en el aire de Metro gracias a Fede Elli, empezamos con el ir y venir de preguntas y respuestas. Ellos se encargan de contar cómo comenzó todo.

“En marzo de 2010, los dos estábamos trabajando en Los Ángeles, California, en un proyecto de arquitectura de nuestro hermano mayor. Trabajábamos entre 14 y 16 horas por día y cada tanto nos escapábamos a surfear. Un día al salir de una sesión de surf en Manhattan Beach, Julián cambió su idea de irse a surfear a Hawaii para quedarse en Estados Unidos trabajando hasta julio, comprar una camioneta y bajar hasta Argentina. Joaquín no dudó y se sumó al viaje. La idea del viaje estaba en nuestra mente hace rato, pero faltaba eso, la decisión de hacerlo, que a veces cuesta con estos viajes tan largos.
Joaquín dejó California para volver a estudiar un cuatrimestre en Argentina y buscar sponsors para la travesía; mientras, Julián se quedó y trabajó esos cuatro meses y no paró de buscar autos de segunda mano en buenas condiciones hasta que dio con nuestra Ford F-150 negra, 4×4, levantada 4 pulgadas y a un precio bárbaro. No elegimos esa camioneta por nada en especial, ya que no sabíamos prácticamente nada de autos. Al necesitar una camioneta 4×4 para explorar el continente, Julián buscó y buscó en craiglist y encontró esa chata que nos cerraba desde el precio hasta su potencia y tamaño para dormir adentro. La chata nos trató bárbaro y nos trajo a casa después de explorar más de 30.000 kms por el continente.
La camioneta era ideal para nuestro viaje y la idea de explorar toda la costa americana del Océano Pacífico. En julio de 2010 nos volvimos a juntar en Los Ángeles, compramos un par de utilidades básicas para viajar, como ollas, cubiertos, algunas herramientas para el auto y unos parches para cubiertas. De esta manera dejamos Estados Unidos el 8 de julio de 2010 sin ningún plan, tan solo un sueño: Surfear América”.

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Julián en acción.

¿Cuál fue el primer spot que surfearon?

Ni bien entramos a Baja California nos metimos por un camino de tierra desolado y manejamos por varias horas en dirección al mar. No había nada más que desierto, y no vimos a nadie hasta llegar a este caserío, con un faro en su punta norte y abajo olitas de medio metro, perfectas y sin nadie. No podíamos creer que viniendo de surfear Malibu un par de días atrás, con tanta gente y al bajar unos kilómetros teníamos esa perfección y nadie más que para nosotros dos… Parecía ridículo. Ahí nos quedamos tres días, nos hicimos amigos de los pescadores y nos reglaban pescado y langosta sin pedir nada a cambio… Había demasiada buena onda en ese lugar. Nos fuimos cuando el mar se planchó.

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El camino siempre tiene su premio.

¿Cuántas tablas se cobró el viaje?

Salimos con 7 tablas para los dos y al llegar al continente mexicano y correr beachbreaks más tubulares empezamos a pedirle las tablas partidas a los surfistas. Sin darnos cuente teníamos 10 tablas en el techo, desde un Longboard 9 pies, pasando por un par de tablas largas para los días grandes, unas cuantas 6 pies y un fish 5,9. En total partimos 5 tablas y volvimos a reparar 3, ya que una se la llevo el mar y la otra fue en la última ola en Chile antes de volver a casa y no nos dio tiempo de hacerlo.
Arrancamos el viaje con una fish 5,9 media retro que era divertida para los días chicos, era bien suelta de atrás y nos divertíamos haciendo giros. En un beachbreak mexicano conocimos a un estadounidense llamado Calvin que corría con una Bonzer 6,0 de la década del 80 (5 quillas y canales en la cola) muy divertida. Un día la quebró y nos la regalo, la reparamos y la usamos días chicos con ola gorda hasta que la probamos con olas más exigentes y funcionaba muy bien para entubar. La partimos nuevamente, en otro lugar y la volvimos a pegar… Ahora la tenemos en casa y es una reliquia para nosotros.

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Una foto que confirma el epígrafe anterior.

¿Pensaron en algún momento en abandonar la aventura?

No, eso no se nos cruzó por la cabeza. Tuvimos momentos difíciles como cuando Joaquín se quemó con aceite hirviendo mientras cocinaba tortas fritas y tuvo quemaduras de segundo grado, teniendo que ser hospitalizado y estuvo fuera del agua por un mes. A la semana de eso, Julián se dio un golpe fuertísimo en una sesión de tow skate con la chata en la playa y estuvimos los dos lesionados; pero nos sirvió para trabajar y juntar dinero en Ecuador para seguir bajando.

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Gauchos del mar, siempre lejos de las grandes urbes.

¿Cuál fue el lugar más heavy?

Los lugares más heavies dentro del agua pueden haber sido en México y en Chile, fuera del agua en algunos estados mexicanos, tal vez en Honduras y en El Salvador.

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El Pacífico tiene estas cosas…

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Joaquín apurando la derecha.

¿Cuánto tiempo les llevará hacer la película?

La idea es presentar la película en Abril de 2012 ya que queremos hacer un producto muy bueno y representativo de lo que fue la aventura. Al tener mucho material, eso lleva tiempo de selección, edición, post producción y encontrarle la música indicada. No nos imaginábamos que iba a ser tan difícil. Estamos editando con dos amigos que trabajan bárbaro y poniéndole mucha dedicación al documental.

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Julián buscando otro tubo para la colección.

¿Cuánto tiempo les llevó la gira?

El viaje duró 13 meses y 8 días (403 días).

¿Cómo es la vuelta a la realidad?

La vuelta a la realidad es fuerte al venir de un viaje tan largo, estar tan conectado con la naturaleza, surfear todos los días y volver a casa no es fácil. Pero uno se acostumbra a todo… Joaquín llegó y al otro día se fue a la facultad; Julián edita el video con los chicos y cuando estamos todos juntos seguimos poniéndole esfuerzo y buena onda al proyecto.

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A un par de metros de la ventana de casa.

¿Cuántos países recorrieron?

12 países: EE.UU, Méjico, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Ecuador (también Galápagos), Perú y Chile. Panamá quedará para otro viaje ya que el cruce en barco era más barato desde Costa Rica y desde allí partimos a Sudamérica.

¿Con cuánto dinero salieron a la aventura?

Salimos con 1500 dólares entre los dos, sabiendo que con eso no llegábamos ni siquiera a Nicaragua. Pero nunca nos preocupó eso ya que perseguíamos nuestro sueño de surfear todo el continente y salimos con la idea de que si se quiere se puede, y así fue. Además la gente nos ayudó mucho con comida y alojamiento en lugares peligrosos.

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Perú nunca defrauda.

Si tuviesen que elegir una canción para sintetizar el trip ¿cuál sería y por qué?

En Costa Rica nos hicimos amigos de Pablo, un DJ argentino que nos regaló varios CDs y en uno había temas de Luca Prodan que no conocíamos y nos enamoramos de uno. Decía algo así como “…Took a long, long trip and never, never came back…” y nos sentimos muy representados por ese tema, porque con este viaje consideramos que no volveremos a ser los mismos de antes ya que nos cambió la vida y la forma de ver varias cosas, cosas que con la vida acelerada de las ciudades uno ni se las plantea.

¿Cuál fue la ola más intimidante que surfearon?

Las más intimidantes pueden haber sido El Buey y El Gringo en el norte de Chile. También corrimos algunos beachbreaks que eran intensos en México y unos reefs en Centroamérica.

Según lo que pudieron ver a lo largo del viaje ¿cuál sería el ADN de América Latina?

El ADN con el que nosotros nos cruzamos fue el del ser humano puro, bondadoso y sin contaminación interior. Conocimos muchísima gente amable, generosa y dispuesta a dar todo por el otro y de esta manera nos cruzamos con personajes que recordaremos por siempre. De esa manera fue nuestra experiencia al estar alejado de las grandes ciudades y más cerca de la gente nativa de los lugares y pequeños poblados.

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Chile, el epílogo de la travesía.

¿Gaucho de Mar se nace o se hace?

Tal vez nosotros tuvimos la suerte de nacer con un padre surfero y además pionero en el surf argentino junto a otros amigos en el año 63. Nosotros nacimos surfistas gracias a él y fuimos bautizados como Gauchos Del Mar por un estadounidense en el corazón del desierto de Baja California. Mateo (o Matt) fue quien nos apodó de esta manera y fue quien nos dio una identidad con el nombre. Pensamos que uno a veces tiene suerte de nacer en un lugar determinado, pero por otro lado creemos en que uno nace con ciertos intereses y su espíritu inquieto puede llevarlo a ser un aventurero y surfero de alma.

(*) Para más fotos y videos visitar la página oficial http://www.gauchosdelmar.com y para seguir la aventura en Facebook hacerlo a través de Gauchos del mar.

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